miércoles, 30 de noviembre de 2011

Taj Mahal



El Taj-Mahal, la maravilla arquitectónica más famosa de la India, se sitúa en Agra, capital del imperio mogol entre los siglos XVI y XVIII. Fue mandado construir en 1631 por el emperador Shah Jahan en memoria de su esposa Mumtaz Mahal, "elegida de palacio", de la que estaba profundamente enamorado. Fruto del amor, el edificio es llamado por los indios "Poema de amor en piedra".
La tumba está junto al río Yamuna, en el extremo de un jardín cuádruple o charbagh, sobre una plataforma que comparte con cuatro minaretes y dos edificios gemelos laterales: una mezquita y una hospedería real. El mausoleo sorprende por la pureza de sus proporciones, pues la altura del edificio sin el remate es igual a la longitud de cada uno de los lados.
Situado sobre una terraza de mármol blanco, la construcción de tan magnífico edificio duró unos veinte años, y en ella trabajaron 20.000 obreros en turnos de día y de noche. Todo lujo fue poco. 1.000 elefantes llevaron en sus lomos jade de China, calcedonia de Egipto y perlas de Damasco. En el mármol del zócalo del edificio, se labraron plantas y flores que aluden al paraíso, con incrustaciones de piedras preciosas. Tan exquisito es el trabajo que del Taj-Mahal se ha dicho que fue "diseñado por gigantes y terminado por joyeros".
Dentro del mausoleo reposa el cenotafio de la amada reina, con joyas incrustadas. Magníficamente labrado, el único objeto asimétrico en el edificio es el féretro del emperador, vecino al de la reina, que fue construido posteriormente. Para su desgracia, el emperador había sido depuesto por su hijo y duró ocho años en prisión, desde donde podía amargamente ver su gran obra, el Taj.
Pero lo más sorprendente de este monumento es su luz. Los cambios de la luz del día y las estaciones inciden de una manera prodigiosa en el mármol blanco veteado y translúcido, ofreciendo un abanico de maravillosas tonalidades siempre diferentes, casi como si fuera un milagro. (ArteHistoria)

jueves, 24 de noviembre de 2011

domingo, 6 de noviembre de 2011

La basílica de S. Pedro

El culto cristiano necesitaba que el templo diese cabida a todos los actos de su liturgia y asiento a sus fieles. Estos requisitos exigían un templo grande y cerrado, eligiendo como modelo un edificio civil: la Basílica Ulpía, con cinco naves y dos cabeceras absidiales al que se añadiría una nave transversal y un arco de triunfo que ponían el edificio bajo el signo de la cruz.

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