Maestro Mateo: el Prado, nueva etapa del Camino de Santiago
Si fueran unos grandes almacenes, éste sería su
«Otoño Fantástico». El Museo del Prado ha inaugurado en las últimas
semanas la primera exposición dedicada a una mujer en su Historia (
Clara Peeters), ha propuesto una novedosa lectura de su colección con
«Metapintura», ha celebrado la edición del catálogo razonado de los dibujos de
Ribera con una muestra, se ha fallado el concurso para la recuperación del
Salón de Reinos (la próxima y última ampliación del museo la llevarán a cabo Norman Foster y Carlos Rubio)… A ello se suma
la primera exposición que el museo dedica al Románico y primera monográfica realizada hasta la fecha sobre el Maestro Mateo, artífice de uno de los grandes hitos del arte europeo: el
Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Tendrá lugar,
hasta el 26 de marzo de 2017, en las salas 51 y 51B del Edificio Villanueva.
El Prado no es solo una pinacoteca, sino que también atesora obra
sobre papel, escultura y artes decorativas, y no solo de los siglos XV
al XIX, sino desde la Antigüedad y la Edad Media, como recuerda Miguel
Falomir, director adjunto de Conservación e Investigación del museo. La
única obra capaz de competir con
«La Meninas» en número de reproducciones, añade, es el Pórtico de la Gloria. Reunir en la Cripta del Prado –junto a su colección medieval–
catorce
piezas mateanas que fueron desmanteladas de la fachada exterior del
Pórtico de la Gloria y el coro de la catedral de Santiago ha
sido, en palabras de su director, Miguel Zugaza, «un empeño ciclópeo» al
que han contribuido, junto al museo, la Real Academia Gallega de Bellas
Artes y la Fundación Catedral de Santiago, con la colaboración de la
Xunta de Galicia, el Xacobeo, el Consorcio de Santiago y la Diputación
de La Coruña.
El Románico, maltratado
El Románico de la Catedral de Santiago ha sido maltratado a lo largo de los siglos.
Hasta 1519-1521 este templo estaba abierto permanentemente de noche y
de día. Debido a los numerosos escándalos y desórdenes en su interior,
se decidió cerrarlo con unas puertas. Pero ello conllevó la retirada de
estatuas-columna de los portales y relieves. Más tarde, en 1738 se
encarga a Fernando de Casas Novoa la construcción de la nueva fachada
del Obradoiro. Se sustituye la románica por otra barroca.
Ramón Yzquierdo, director técnico-conservador del Museo Catedral de Santiago y comisario de la exposición, explica que
muchas de las figuras desaparecieron:
unas se enterraron utilizándose como material de relleno. Otras se
abandonaron en diversos lugares, como los Jardines de Fonseca. Allí, el
conde de Ximonde rescató algunas en el siglo XVIII. Se han ido
identificando con los años.
Esculturas conservadas
Las nueve esculturas conservadas de la fachada exterior del
Pórtico de la Gloria, hoy desaparecida, se reúnen por vez primera en
esta muestra. Es el caso de las
estatuas-columna de los reyes David y Salomón,
propiedad de la Catedral de Santiago y recientemente restauradas.
Cuando se desmanteló la fachada románica se instalaron en el siglo XVII
en el pretil de la logia que remata la gran escalinata barroca de la
plaza del Obradoiro. La cabeza de Salomón fue destruida por un rayo en
1729. Se sustituyó por otra.
Algunos especialistas vinculan esas figuras con las estatuas-columna de los profetas Abraham e Isaac -
hay quienes creen que se trata de Jeremías y Ezequiel-.
Estas piezas las compró el Ayuntamiento de Santiago en 1948 por 400.000
pesetas. Estuvieron en las escaleras del Palacio de Rajoy. Después
pasaron a manos de Franco y en la actualidad son propiedad de su
familia. Del Pazo de Meirás se trasladaron a la Casa de Cornide de La
Coruña.
Una tercera pareja está formada por las esculturas de Elías y Enoc.
Estuvieron en depósito en el Museo Catedral de Santiago hasta los años
50. Se ofrecieron en venta al Estado. El Museo de Pontevedra las compró
en 1956 a los condes de Ximonde. Costaron 250.000 pesetas. Están
trabajadas en altorrelieve, no como piezas exentas. Se supone que se
hallaban en las jambas del gran arco central de acceso al Pórtico de la
Gloria. Dada su gran calidad, se cree que fueron realizadas por uno de
los mejores discípulos del taller.
Obras inéditas
El conjunto de esculturas expuestas se completa con
una estatua-columna sin cabeza -fue vendida en 1956 a Emilio Baladrón, que la conserva en su pazo cerca de Compostela-.
Se supone que representa a un rey bíblico, a Fernando II o a Santiago Caballero (aunque este último parece improbable). También,
una estatua-columna masculina con cartela,
aparecida el 5 del pasado mes de octubre durante los trabajos en la
Torre de las Campanas de la catedral. Con la cabeza mutilada (conserva
la aureola) y una cartela en sus manos, esta figura hierática y esbelta
-mide más de 1,85 de altura y cuenta con abundantes pliegues en sus
ropajes- vuelve a estar en pie cinco siglos después. Se utilizó como
material de relleno y se exhibe por vez primera. También inédita,
una cabeza de hombre procedente de una estatua-columna, de una colección privada de Compostela. Se esculpió en una pieza independiente del cuerpo.
Aparte de las figuras,
se muestra en el Prado un rosetón que coronaba la nave central y que se reconstruyó a partir de fragmentos hallados en 1961.
Pertenece al Museo Catedral de Santiago. Asimismo, dos dovelas con
decoración en relieve, posiblemente del arco del lado sur, que abordan
como tema el castigo de la lujuria. En una aparece un hombre desnudo con
una serpiente enroscada al cuerpo y mordiéndole la entrepierna,
mientras otro animal engulle su pene. En la otra, dos serpientes muerden
los pechos de una mujer.
Coro pétreo
Se exponen también en el Prado
dos piezas procedentes del Coro pétreo,
otra de las obras compostelanas del Maestro Mateo, junto a la cripta o
catedral vieja, el Pórtico de la Gloria y la desaparecida fachada
románica exterior de la Catedral de Santiago. En 1604 el coro se
reemplazó por una sillería de madera. Muchas piezas se acabaron como
material de relleno. Otras se reubicaron en diversos espacios.
Por un lado, un
«San Mateo». Por otro, el relieve
«Caballos del cortejo de los Reyes Magos»,
que conserva restos de su policromía. Ambas se hallan en la Catedral de
Santiago. Esta última, que fue utilizada como material de relleno en la
escalinata del Obradoiro, se recuperó en 1978. En los años 90 se
emprendió un proyecto de reconstrucción del Coro del Maestro Mateo. La
exposición se completa con unas tabletas –apoyo de Samsung como
colaborador tecnológico del Prado–, gracias a las cuales se puede
apreciar la reconstrucción del Pórtico de la Gloria, cuya restauración
se está llevando a cabo con el patrocinio de la Fundación Barrié.
«Un hito histórico para Galicia»
Para Manuel Quintana, presidente de la Academia Gallega de Bellas
Artes, ver al Maestro Mateo en el Prado ha sido «un reto, un sueño y un
hito histórico para Galicia, que está haciendo historia y hoy está más
cerca de todos». Tuvo palabras de agradecimiento para el presidente de
la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, «quien creyó desde el principio en el
proyecto», y ayudó a desatascar las dificultades que ha habido en el
camino. El presidente gallego presidió la inauguración de la muestra,
acompañado por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez
de Vigo.
Daniel Lorenzo, director general de la Fundación Catedral de
Santiago, se mostraba profundamente emocionado tras haberse hecho
realidad algo que le parecía un imposible:
«Hemos traído la
fachada pétrea, la fachada occidental, del Pórtico de la Gloria, un
pilar de Europa, al Prado. Hemos traído el Camino al Prado».
Un misterioso desconocido
Apenas sabemos quién era el
Maestro Mateo, un personaje fascinante, rodeado de un halo de misterio:
800 años después, sigue siendo un gran desconocido, lo cual ha
contribuido a mitificarlo. Tan solo se conservan dos documentos que
constituyen referencias directas a este escultor-arquitecto. Por un
lado,
un pergamino fechado en Compostela el 23 de febrero de 1168
y firmado por el Rey Fernando II, quien le concede al Maestro Mateo una
pensión vitalicia de cien maravedíes anuales por la dirección de la
obra, aunque presumiblemente ya estaba vinculado a los trabajos desde
años antes. La iglesia románica comenzó a construirse hacia 1075. Se
conserva en el archivo-biblioteca de la Catedral de Santiago. Este
documento se exhibe en la exposición. Por otro lado,
en una
inscripción conmemorativa del 1 de abril de 1188, que aparece en los
dinteles del Pórtico de la Gloria, el Maestro Mateo dejó constancia de
que se había ocupado de la dirección de la obra («gessit
magisterium») desde sus cimientos («a fundamentis»). La Academia de
Bellas Artes estableció por primera vez el año pasado el 1 de abril como
Día de las Artes Gallegas en memoria del Maestro Mateo.
No se sabe cuál era la procedencia del Maestro Mateo
(leonés, lucense, compostelano, foráneo…) La hipótesis más fiable es
que fuera gallego, formado fuera de la Península Ibérica, con sólidos
conocimientos y un taller con un gran equipo de colaboradores. Gracias a
ello un proyecto de tanta envergadura pudo llevarse a cabo en poco más
de medio siglo. El Maestro Mateo actuó como una especie de director de
proyecto. Ceán Bermúdez se refiere a él como «escultor y arquitecto».
En el siglo XIX su figura se convierte en mítica.
El 21 de abril de 1211 se consagró la Catedral de Santiago, presidida
por el rey Alfonso IX (hijo de Fernando II) y el arzobispo Pedro Muñiz.
Es posible que el Maestro Mateo ya hubiera muerto y el taller
continuara su labor.
Se identifica con el artista la figura de
un santo arrodillado, situada en la parte posterior del parteluz del
Pórtico de la Gloria. Tiene los cabellos rizados, sin barba.
Viste una túnica. Su mano derecha se halla sobre el pecho y en la
izquierda porta una cartela que se ha borrado y en la que, según la
leyenda, se leía «architectus». Se le conoce como Santo dos croques
(Santo de los coscorrones). Arrodillado, el Maestro Mateo ofrecería su
obra cumbre al apóstol.