Trencadís
Los arquitectos catalanes del modernismo fueron proclives en el uso de baldosas cerámicas, pero Antoni Gaudí propuso un sistema hasta entonces inédito, el trencadís. Josep Maria Jujol fue el encargado de aplicarlo y quien le dio la personalidad característica.
Utilizaba piezas de rechazo de la fábrica Pujol i Bausis, emplazada en Esplugues de Llobregat, así como fragmentos de platos y tazas de café de loza blanca procedente de otras partes. También utilizó baldosas de cerámica y el mosaico con la técnica del opus tessellatum.
Con el fin de conseguir cromatismo, se decidió por la utilización de cerámica esmaltada que ofrece colores vivos, aprovechando la superficie lisa y pulida junto con la superficies tridimensional de su arquitectura, para causar el máximo efecto de brillo al incidir la luz.
Al trocear baldosas que ya tenían su propia decoración y realizar una nueva composición sin relación con los dibujos de las piezas enteras, unido a la mezcla de fragmentos de diversas piezas, se consiguen efectos visuales peculiares y distintivos de esta técnica.
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