F. GEHRY: MUSEO GUGGENHEIM, BILBAO
Tomado de Mi Moleskine Arquitectónico“El Museo Guggenheim de Bilbao es el edificio más grande de nuestros tiempos”.
Philip Johnson
Love it or hate it, nadie puede negar que el Museo Guggenheim de Frank Gehry puso a Bilbao en el mapa. Desde su inauguración en 1997, millones de personas han incluido a la capital de Vizcaya entre sus destinos gracias a este edificio, incluyendo nosotros.
Y si bien los medios internacionales han ponderado la genialidad (o locura) del arquitecto canadiense-estadounidense de origen judío, lo cierto es que el éxito del museo se debe al concurso de 4 actores principales:
1) La Administración Vasca, quien creó el plan de revitalización de Bilbao, contactó a Guggenheim y pagó la construcción del museo.
2) La Fundación Solomon R. Guggenheim, quien dion su nombre a manera de "franquicia" y proveyó las colecciones necesarias para garantizar la calidad de las muestras.
3) Frank O. Gehry Architects & Associates, quienes ademas de proponer un proyecto futurista y atractivo, revolucionaron el ejercicio de la arquitectura, al incluir al ordenador durante los complicados procesos de diseño y construcción.
4) La firma vasca IDOM, que llevó a cabo la construcción del proyecto dentro del costo y tiempo previstos, algo poco común en obras como ésta.
Foto cortesía de Orvaratli
Pero el éxito no sólo se circunscribió al museo, sino que éste se convirtió en un catalizador de la renovación urbana y económica de la ciudad, en lo que se ha venido a conocer como "el efecto Bilbao".
UN POCO SOBRE BILBAO
Bilbao, una interesante ciudad, la más grande del país vasco, flanqueada por colinas verdes y que se desparrama a lo largo del valle del río Nervión, que repta y se retuerce hasta convertirse en un estuario que se confunde en un abrazo final con el mar Cantábrico.
Me gustó la acogedora escala de sus calles, algunas trazadas desde el medioevo, la proporción de sus edificios de elaboradas fachadas y el contraste entre el verdor de su paisaje y los tejados rojos, entre los que se asoma de vez en cuando la torre de alguna iglesia (eso sí, no entendí una sola palabra de vasco).
Sin lugar a dudas la calidad de su arquitectura vernacular estuvo vinculada al progreso económico de la ciudad, históricamente ligado a la industria. Un progreso que empezó a decaer a partir de los años 80s, debido a la competencia de los países del sudeste asiático. Muchas fábricas cerraron, llegándose a niveles de desempleo del 35%.
ANTECEDENTES
A principios de los 90s se formó Bilbao Metrópoli, una institución público privada quienes prepararon un plan de revitalización de la ciudad. Este plan incluía la recuperación ambiental del río Nervión y la construcción de un museo de arte que sirva como catalizador de la ciudad, aunque no necesariamente ambos a la vez (de hecho el lugar propuesto estaba en otro sitio).
Por su parte, la fundación Solomon R. Guggenheim estaba atravesando una seria crisis económica, a pesar del enorme patrimonio que poseía, 95% del cual se hallaba en los depósitos de su museo en Nueva York. Thomas Krens, director del museo, estaba buscando crear una sucursal del museo en Europa.
Si bien al principio Krens no se mostró muy entusiasmado en desarrollar el museo en la poco conocida ciudad española, la seriedad y el entusiasmo de las autoridades locales terminaron por convencerlo: la ciudad de Bilbao construiría un museo y tras el pago de franquicias, la fundación proveería las obras de arte de su costosa y única colección, además de la asesoría .
EMPLAZAMIENTO
Krens estaba trotando por el Puente Príncipes de España cuando observó un terreno industrial abandonado a orillas del Nervión, e inmediatamente sugirió esta localización a los la Autoridad de Bilbao. Ubicado en una curva de la ría a un nivel más bajo que el resto de la ciudad, se trataba de un terreno alargado que se extendía ligeramente por debajo del Puente de la Salve.
EL CONCURSO
En 1992 la fundación procedió a invitar a 3 oficinas de arquitectos para el desarrollo de diseños esquemáticos. Arata Isozaki, Coop Himme(l)blau y Frank Gehry. Las propuestas debían desarrollarse en 3 semanas.
Los esquemas de Isozaki apuntaban a un cilindro de base elíptica, que luego se vería más o menos concretizado en su Centennial Hall en Nara. Por su parte, Coop Himme(l)blau propuso una serie de volúmenes cúbicos que se transparentarían, logrando interesantes reflejos durante la noche. Finalmente se optó por la propuesta de Gehry, el proyecto más innovador de los tres.
ESQUEMA URBANO
Desde su concepción, Gehry intentó involucrar a su proyecto dentro de un esquema urbano mayor, revitalizando el frente ribereño, estudiando los lugares desde donde se podrían tener mejores vistas y aquellos desde donde el museo debería tener una escala más modesta.
Las formas escultóricas del museo proceden de diversos referentes. Hacia la ciudad, recubiertas de piedra caliza traída de Andalucía, los volúmenes más estables conversan con la trama urbana circundante.
Hacia el río, los elementos metálicos más dinámicos expresan la fluidez de las aguas, elementos de la naturaleza (como una flor), figuras de barcos e incluso representaciones de peces (los peces son comunes en el repertorio gehriano, basta recordar la escultura que hizo en el litoral de Barcelona). Además, el arquitecto señala como referencias al taller de esculturas de Constantin Brâncuşi (de diferentes tamaños y formas), la película Metrópolis de Fritz Lang (1927) y la propia energía de la ciudad de Bilbao.
Gehry utiliza un rico contrapunto de materiales y lenguajes, alternando piedra, vidrio y metal en una estudiada composición que produce diferentes sensaciones desde el lugar que se la ve. Por ejemplo, nuestro primer contacto con el edificio fue viniendo del oeste por la ribera del río, donde nos reciben un grupo de volúmenes en forma de caja forrados en piedra. Sobre ella, parece flotar un volumen metálico ciego, de proporciones predominante mente horizontales. Le sigue otro contrapunto vertical, un volumen avezado similar a la proa de un barco. A este le sigue una gran mampara de cristal, compuesta sobre una estructura metálica.
En el medio se ubica una gran columna cilíndrica que sostiene una cubierta abovedada, que a lo lejos nos da la impresión de ser una bienvenida al museo. Nos engañamos, al llegar allí no hay ningún ingreso, sólo nos recibe una gigantesca araña, la famosa Maman, escultura de Louise Burgeois.
Foto cortesía de Arrano.
Foto cortesía de gatogrunge
Otro componente urbano importante es la circulación frente al río. Utilizando un estanque al frente del museo, el arquitecto refleja el frente acuático contiguo, y utilizando la circulación de manera teatral y dinámica (me hace recordar a la promenade cinématique de Tschumi en el Parque de la Villete), da la impresión de que el río llega a las orillas misma del edificio. Lo que sí se extraña algún espacio público frente al agua.
Foto cortesía de Rawarma.
Foto cortesía de rafallano.
Es otra, sin embargo, la sensación si se viene desde la ciudad, ya que si bien las formas metálicas son claramente distinguibles entre las estrechas calles tradicionales, conforme uno se acerca la escala se modifica y se hace menos monumental, recibiéndonos unos volúmenes de piedra, cuyos vanos rectangulares intentan conversar con los del entorno.
Una amplia plaza, una expansión que cubre una vía que pasa por debajo organiza los volúmenes y sirve de antesala al edificio.
Aquí nos recibe la escultura floral Puppy, de Jeff Koons, que había sido pensada como temporal pero fue tan popular que terminó siendo acogida como permanente.
No obstante, el ingreso en sí resulta un poco extraño, ya que se halla casi escondido, hundido respecto al nivel de la calle, al que se accede tras descender una amplias escaleras.
ARQUITECTURA
El proceso de diseño del museo fue muy complicado y en muchos aspectos innovador. Luego de la expresiva concepción esquemática del arquitecto y la creación de modelos a escala, vino la etapa de ejecución de planos de obra. El equipo de Gehry fue pionero en el uso de CATIA, un programa utilizado en la industria aerodinámica, para construir tridimensionalmente los volúmenes del edificio y calcular sus materiales y costo. El programa se usó tanto en el diseño como en la construcción de los elementos constructivos y detalles de acabado, ya que dado el carácter escultórico del edificio ninguno de ellos se repetía (particularmente las planchas de titanio).
Tal como vimos en otras obras de Gehry, como el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles o el pabellón en el Millenium Park en Chicago, las formas escultóricas se logran a través de una armazón estructural de acero a la que se recubre con planchas de metal (esto es especialmente evidente en el Guggenheim en la torre al costado del Puente de la Salve). De allí el carácter escenográfico, a la vez superfluo y lleno de movimiento que caracteriza las obras de Gehry.
Para el museo, el arquitecto optó por recubrir la superficie que da al río con planchas de una aleación de titanio y zinc de 0.3 mm de espesor, que tienen una extraordinaria durabilidad y ductibilidad y según el arquitecto ofrecen un mejor color que el acero de acuerdo al clima nublado de la ciudad.
El edificio se organiza al interior en torno a un espacio central, alrededor del cual se disponen 20 galerías en 3 niveles. Hacia el extremo oeste se ubica una tienda, una cafetería y un auditorio .
Primer nivel, se organiza en torno al gran atrio.
1. Auditorio. 2. Galería. 3. Almacén. 4. Galería Fish. 5. Atrio. 6. Venta de entradas. 7. Almacén. 8. Instalaciones. 9. Estanques.
Segundo nivel, donde las galerías se conectan a través de puentes aéreos. Se observa la sucesión de galerías cuadradas, que remata en un espacio irregular.
1. Acceso. 2. Librería. 3. Restaurante. 4. Galerías. 5. Atrio.
Tercer nivel, muchos de los espacios corresponden a dobles alturas de los niveles inferiores.
1. Techo. 2. Escaleras. 3. Vacío. 4. Galerías. 5. Atrio.
1. Auditorio. 2. Galería. 3. Almacén. 4. Galería Fish. 5. Atrio. 6. Venta de entradas. 7. Almacén. 8. Instalaciones. 9. Estanques.
Segundo nivel, donde las galerías se conectan a través de puentes aéreos. Se observa la sucesión de galerías cuadradas, que remata en un espacio irregular.
1. Acceso. 2. Librería. 3. Restaurante. 4. Galerías. 5. Atrio.
Tercer nivel, muchos de los espacios corresponden a dobles alturas de los niveles inferiores.
1. Techo. 2. Escaleras. 3. Vacío. 4. Galerías. 5. Atrio.
El interior se halla dominado por el atrio central, de 50 metros de altura, uno de los espacios más impresionantes que haya visto, desplegando los dramáticos y contorneados volúmenes de las galerías y la circulaciones que las conectan.
Además, tanto a nivel del atrio como de las galerías el espacio se integra visualmente hacia el exterior, incorporando a la ciudad como parte componente del edificio.
Los ascensores se hallan cubiertos por estas placas de vidrio a manera de escamas, otra referencia al mundo acuático y que fue anteriormente usada en “La Casa Danzante”, diseñada por Gehry y Milunic a orillas del río Moldava en Praga.
La sala más grande (130 m de largo), de forma alargada y evocando la forma de un pez, está destinada para esculturas monumentales. De hecho, los trabajos de Richard Serra allí incluidos fueron hechos especialmente para la galería, y montados durante el proceso de construcción de la misma (tal como se hizo en el Salón De María en el Chichu Art Museum de Tadao Ando). Las formas ondulantes del metal color óxido se contornean al vaivén del espacio estableciendo un diálogo con el edificio. En contraste, el laberinto es un grupo escultórico basado en una geometría triangular.
En contraposición, una secuencia de galerías en el segundo nivel presenta formas cuadradas idénticas, a las que se accede por una circulación lateral.
Gehry tuvo en cuenta también un estudio de luz cenital, de manera que las obras sean iluminadas generosa pero controladamente, especialmente en los meses de verano.
CRÍTICA
Muchos críticos han ponderado al Museo Guggenheim de Bilbao como una obra maestra, un aporte a la profesión y un elemento catalizador que ha traído desarrollo económico y cultural a la ciudad. Gehry ha sido catapultado a una fama casi sideral, premiado en diversas ocasiones y convertido en uno de los arquitectos más solicitados de nuestro tiempo, a pesar de sus 81 años.
Para algunos otros críticos, sin embargo, la arquitectura de Gehry es personalista y megalómana, el edificio carece de una escala apropiada y no ofrece una conexión franca entre la ciudad y el río. Algunas de las paredes ciegas que el edificio contiene favorecen el desarrollo de criminalidad y en general la falta de un espacio público adecuado impide la interacción social de los habitantes, algo que sí se vive en otras áreas de Bilbao.
Contraste entre el solitario y poco amigable espacio público del Guggenheim y el concurrido y vital Parque de Doña Casilda, ubicado en las cercanías del museo.
Pese a ello, pienso que el museo Guggenheim nos muestra al mejor Gehry, a la vez innovador y maduro, escultórico pero de alguna forma mirando a su entorno. Sin embargo, me da la impresión que posteriormente sus obras han devenido en repeticiones del Guggenheim que no han llegado a tener el mismo éxito ni coherencia proyectual. Uno de esos casos es el museo Guggenheim proyectado para Nueva York, entre muchos otros proyectos que siguen el patrón de "latas retorcidas sobre cajas amontonadas".
Algo diferente, sin embargo, resulta su propuesta para el Guggenheim en Abu Dhabi, que junto con otros proyectos monumentales de arquitectos famosos conforman un impresionante desarrollo urbano en la capital de los Emiratos Árabes Unidos. Les daremos un vistazo a partir de la próxima entrada. Hasta entonces.
VER TAMBIÉN
- OTRAS OBRAS DE FRANK GEHRY.
2 comentarios:
Magnífica entrada sobre Bilbao y sobre el Museo Guggenheim; completísima, así como la información sobre Gehry. Enhorabuena. Un cordial saludo.
Como ves el mérito es de Mi Moleskine Arqitectónico, que tiene una página realmente buena, en la que se pueden encontrar materiales muy buenos para nuestra asignatura. Un saludo
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